Manual del insulto | "¡¿Tú eres marico?!"
De hiriente palabra que en su apogeo dirimía su carga ofensiva en duelos callejeros, signados por puñetazos ataviados de manoplas y cachiporras, aderezados con tatequietos y amansa guapos tercia’os; se vino a menos para fungir, hoy, de indicadora de trato informal y expresión de cariño y solidaridad, con tanta aceptación en nuestros diálogos que ya muestra ínfulas de querer insertarse en la sociedad «culta de modales finos».
Es marico el hijo etimológico de la dulce, virginal y llena eres de gracia María, que nació para corroer el narciso de tantos machos, quienes por ser tantos y andar tan ansiosos de darse a respetar, han coadyuvado a la otrora urticante palabra a masificarse, a tal grado que ahora es usada hasta como muletilla entre muchachas que le dan un agradable retoque femenino: “¡…tú sí eres marica!”.
Así las cosas, a pesar de poseer cualidades de sustantivo, ahora marico se inclina por ser adjetivo, sin importarle que esta categoría lexical haya sido denostada por el grande columnista de Letra y solfa, el maestro de realismo mágico, Alejo Carpentier, como una “arruga del estilo”.
El wiktionary.org así lo corrobora, al señalar, sin aditivo, que marico es “sustantivo masculino”, para de inmediato ir a su origen etimológico “De marica, y este como diminutivo de María, nombre de mujer”. Y añadir a la lista de sus definiciones que es la persona “De poco ánimo, falto de inteligencia o de entendimiento”, para luego emparentarlo con los sinónimos: “cobarde, pusilánime, miedoso, medroso, timorato, temeroso, pávido”.
Aquí habría que detener la escritura para introducir un inciso del grande filólogo ucevista Ángel Rosenblat, quien en la presentación de su libro Estudios sobre el habla de Venezuela. Buenas y malas palabras alerta que desde un punto de vista filológico no hay malas palabras. “Toda palabra, cualquiera que sea la esfera de la vida material o espiritual a que pertenezca, tiene dignidad e interés histórico y humano”, afirma.
Bajo ese enfoque, Rosenblat acota que “De María, dulce nombre de mujer, a través del diminutivo Marica (“Hermana Marica”, en un hermoso romance de Góngora) surgió el oprobioso derivado maricón”.
Pues bien, de la hoya del desprecio, marico poco a poco ha sido resarcido por el lenguaje coloquial, al evolucionar “…de insulto a marcador pragmático anticortés, el cual está perdiendo su carácter agraviador al indicar solidaridad dentro de un grupo etario específico”, denota Carolina Gutiérrez-Rivas, investigadora de Michigan University, EEUU, en su tesis: “La palabra Marico como nueva forma de tratamiento nominal anticortés en el habla de jóvenes universitarios de Caracas: un estudio desde la perspectiva de los hablantes”.
La difícil tarea de producir gasolina
La dura tarea de producir gasolina en Venezuela exige soslayar, eludir, evadir, burlar, esquivar paquetes de órdenes ejecutivas dictadas por el Gobierno de Estados Unidos las cuales incluyen, entre otras, prohibir exportar o reexportar diluyentes desde ese país ni por ciudadanos norteamericanos a Venezuela. (Licencia General 8), ni permite la venta o reventa comercial, ni transferencia o exportación de productos petroleros refinados (Licencia General 10).
En la actualidad, el mercado interno de gasolina requiere alrededor de 180.000 barriles diarios para satisfacer el consumo. Los esfuerzos de los trabajadores han logrado refinar entre 100.000 y 120.000 barriles diarios, con miras a elevar la producción del combustible hasta los volúmenes requeridos por los 4 millones de autos que conforman el parque vehicular del país.
La gasolina es un producto refinado del petróleo para cuya elaboración se necesita alrededor de siete insumos: butano, nafta, MTBE, alquilato, nafta liviana, reformado, algunos de los cuales son importados, tarea que implica la contratación de corporaciones, navieras, aseguradoras en su mayoría estadounidenses o sujetas a leyes nacionales y hasta extraterritoriales de EEUU.
El 28 de enero de 2019, el presidente de EEUU firmó una Orden Ejecutiva que agrega una subsección a las órdenes ejecutivas N° 13.692, 13.808, 13.827, 13.835 y 13.850 que comprenden al gobierno de Venezuela y a cualquier subdivisión política o agencia de esta entidad territorial, incluyendo al Banco Central de Venezuela y a cualquier persona natural o jurídica que hubiese actuado directa o indirectamente en representación del país, como sujeto de sanciones.
Para ese propósito, la Oficina de Control de Activos Estadounidenses, la Office of Foreign Assets Control (Ofac), publicó siete nuevas licencias que delinean las acciones autorizadas y prohibidas respecto a Venezuela. Esas licencias señalan que:
a) No se podrá exportar o reexportar diluyentes desde Estados Unidos, ni por ciudadanos norteamericanos a Venezuela. (Licencia General 8).
b) No se permitirá la venta de deuda relacionada con Pdvsa, ni la compra o inversión en deuda de Pdvsa (Licencia General 9).
c) No se permitirá la venta o reventa comercial, ni transferencia o exportación de productos petroleros refinados (Licencia General 10).
d) No se permitirá vender o transferir deuda, acciones, participación u otras propiedades, de las entidades sancionadas (Licencia General 12).
e) No se podrá exportar diluyentes de EEUU a Venezuela, a Pdvsa o a ninguna entidad que sea propiedad directa o indirecta de Pdvsa (Licencia General 12).
f) No se permitirán transacciones con el Alba (Albanisa) o con cualquier entidad propiedad directa o indirecta de Albanisa (Licencia General 12).
g) No se permitirá exportar bienes, servicios y tecnologías, por parte de entidades y/o ciudadanos estadounidenses, desde ningún lugar del planeta tierra, a Pdvsa o a entidades propiedad de Pdvsa, con la excepción temporal de Citgo que tuvo plazo hasta abril de 2019 para seguir comprando crudo venezolano. Si dicha filial importa crudo venezolano, el gobierno venezolano no podrá acceder a esos fondos. (Licencia 7 y Licencia 13).
Las restricciones limitan toda transacción entre Pdvsa y cualquier entidad estadounidense. Pdvsa no puede exportar crudo a EEUU ni recibir pagos por exportaciones, tampoco importar diluyentes ni gasolina de allí.
Asimismo, la Ofac prohíbe la venta de productos refinados y de petróleo liviano de EEUU a Venezuela, lo que afecta la producción, la mezcla para exportar crudos extrapesados y también al mercado interno del país.